Pilates vs. entrenamiento funcional
Cuál elegir según tu objetivo

Elegir una disciplina para empezar a entrenar no siempre es fácil, especialmente cuando las opciones disponibles parecen tan distintas como el pilates y el entrenamiento funcional. Mientras que uno se asocia con el control postural, la respiración y la conciencia corporal, el otro se enfoca en la fuerza, la movilidad y la resistencia en movimientos más globales. Pero ¿cuál se adapta mejor a tu objetivo?
En Squat, ambas modalidades forman parte del enfoque técnico y personalizado del centro, y pueden combinarse o trabajarse por separado, según las necesidades de cada persona. En este artículo te ayudamos a entender las diferencias clave y cuándo puede ser más útil optar por una u otra.
Qué es el Pilates
El pilates es una disciplina que trabaja el cuerpo desde el control y la conciencia corporal. A través de ejercicios precisos y controlados, busca mejorar la postura, fortalecer el core y aumentar la flexibilidad. Se centra en la respiración, la alineación y el equilibrio, lo que lo convierte en una opción especialmente útil para prevenir lesiones y mejorar el bienestar general.

Qué es el entrenamiento funcional
El entrenamiento funcional se basa en ejercicios que reproducen movimientos del día a día o del deporte, mejorando la fuerza, la coordinación y la resistencia. Utiliza el peso corporal, materiales variados y dinámicas de alta implicación muscular. Es ideal para quienes buscan mejorar su rendimiento físico global, tonificar, ganar agilidad o trabajar objetivos como la pérdida de peso.

¿Cuál elegir según tus objetivos?
Elegir entre Pilates y entrenamiento funcional depende, sobre todo, del objetivo que te plantees. Ambos métodos pueden convivir, pero cada uno tiene un enfoque distinto que conviene conocer.
Pilates para:
Mejorar la postura y el control corporal.
Fortalecer el core sin impacto.
Personas en procesos de recuperación o con molestias físicas.
Embarazo y postparto, especialmente cuando se incluye trabajo hipopresivo.
Reducir el estrés y mejorar la movilidad general.
entrenamiento funcional para:
Mejorar la fuerza, la resistencia y la coordinación.
Preparación física para actividades del día a día o deportes.
Ganar masa muscular de forma progresiva.
Perder grasa combinando trabajo de fuerza y cardio.
Personas con buena condición física que buscan retos dinámicos.
Si lo que buscas es mejorar la postura, fortalecer el core y prevenir dolores o lesiones, el Pilates es una opción más adecuada. Además, resulta especialmente útil en procesos de recuperación o como complemento a otros entrenamientos.
Si tu prioridad es ganar fuerza funcional, aumentar la resistencia o mejorar el rendimiento diario, el entrenamiento funcional te ofrecerá una dinámica más intensa y centrada en movimientos globales.
Para personas que están en etapas como el embarazo o postparto, el Pilates adaptado por fisioterapeutas es más seguro y beneficioso, especialmente cuando se incluye trabajo hipopresivo o de suelo pélvico.
En casos de principiantes o quienes retoman la actividad física, ambas disciplinas pueden ser eficaces, siempre que exista una supervisión profesional que adapte la práctica al nivel inicial.
Dos enfoques que se complementan
Tanto el pilates como el entrenamiento funcional ofrecen beneficios específicos y pueden ser compatibles en una misma rutina. En lugar de elegir solo uno, muchas personas combinan ambas disciplinas para trabajar fuerza, movilidad y control postural de forma equilibrada.
En Squat, las clases están dirigidas por profesionales que adaptan cada sesión a tu nivel y objetivos. Por eso, si tienes dudas sobre cuál te conviene más, lo ideal es empezar con una valoración inicial. Así podrás diseñar un plan de entrenamiento que combine lo mejor de cada método y te ayude a avanzar con seguridad.

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